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sábado, 25 de abril de 2020

La Esperanza En Lo Digital – El Dia Despues

Ya se ha vuelto lugar común, pero no sobra insistir que el “new normal” será muy diferente al que conocimos antes del Covid-19. Aunque la mayoría de los esfuerzos privados y gubernamentales están centrados en cómo sobrevivir esta crisis con la menor pérdida de vidas, y el menor daño a la economía, es fundamental prepararse para lo que vendrá.

Pero esta preparación no va a ser fácil, pues vivimos un momento en que nadie puede reclamar autoridad para predecir o al menos proyectar cómo va a ser ese después de la pandemia; muchos gobiernos preparan planes de recuperación económica que no saben con certeza cuándo podrán iniciarse, ni cómo van a obtener los recursos. Entretanto las fronteras se han cerrado, no solo en lo económico sino también en lo migratorio, y quizá también en lo humanitario;  todo lo que creímos adelantado en las últimas décadas sobre el concepto de una economía globalizada, fronteras abiertas y el concepto de la “aldea global” tendrá que ser repensado. 

En estos momentos en que cargamentos de mercancías críticas son decomisadas o desviadas de un país a otro o de un Estado a otro por temas de supervivencia y seguridad ‘nacional”, quizá el mismo concepto de nación empieza a cambiar. En Estados Unidos de América (EUA)  algunos Estados han empezado a replantear sus prioridades y se ha incluso empezado a hablar del polémico concepto de nación-estado para superar la emergencia. Desde la organización central de la Unión Europea (UE) es poco lo que han podido hacer a nivel central para superar la situación, cada país se organiza como mejor puede y sus líderes se concentran en adoptar las medidas que consideran lo mejor para sus connacionales. América Latina, históricamente, no ha tendido un liderazgo claro y en estos tiempos de coronavirus la cooperación regional ante la crisis brilla por su ausencia.     

La recuperación económica, no será fácil ni de corto plazo, no es claro cómo podrían las empresas y sectores económicos tan golpeados como el del entretenimiento (bares, restaurantes, cines, estadios, teatros) reinventarse en los próximos años. Esta crisis quizá dejará en los millennials una cicatriz social como la que dejó la postguerra en los “baby boomers” con el síndrome del  “doomsday”, que cambiará su comportamiento de consumo. 

Pero en medio de tantos interrogantes hay algo claro aunque parezca simple, la tecnología digital mantiene al mundo conectado y  funcionando como nunca antes lo habíamos percibido. Videoconferencias de trabajo, conciertos en línea, gobiernos digitales, videollamadas familiares, celebraciones virtuales, servicios religiosos y hasta funerales a distancia, todo pasando a través de la “world wide web”. Internet ha permitido al mundo estar conectado y funcionar en un momento sin precedentes en que el movimiento de los seres humanos está restringido como nunca antes lo hubiésemos creído posible. El desarrollo tecnológico de la radio fue fundamental en la segunda guerra mundial pero el internet ha sido la condición esencial en ésta crisis mundial.

Seguramente la innovación y resiliencia de la raza humana nos hará salir renovados después de la pandemia, aunque no sabemos con certeza cómo será “the day after”, pero lo que sí podemos tener claro es que cada vez será más digital y que el 2020 marcará un punto de inflexión hacia un desarrollo tecnológico aún más acelerado de lo que hemos visto en las primeras décadas de este siglo.



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